Cuatro acordes, cero parafernalia, una sensible voz: "Jackie" abre el disco como una transgresión a los patrones del pop. Pero esto es un disco pop, sin duda un cruce entre descontento y accesibilidad. Lo ameno no quita lo enrabiado, digamos: "Mandinka". "Jerusalem" es una delicia, que empieza acústica y psicodelica, para dar paso a un funk de armonías intensas, con surreales pinceladas de experimentación electro sonoras. El elemento folky, cruzado con esa producción new wave/artpop, sacude a Sinead O'Connor de ser un producto pop plástico "ochentero", a pesar de que hablamos de un disco que surgió desde una multinacional, con censura de carátula entremedio (esta es la original, censurada por agresiva). Sinead es la fuerza del dolor, espíritu; talvez su rostro dulce abrió puertas, pero con esas mismas puertas le dió en el hocico al machismo del la "gran industria musical". El disco continúa colorido, con tono pastoril en la voz, y cuidada/cálida instrumentación. "Never get old" es folky, pop y ambiental a la vez, con Enya hablando, se puede acercar al new age, sin tocarlo. El disco avanza tornándose profundo y conmovedor; "Troy" es uno de los singles más intensos de Sinéad O'Connor, con esas increíbles subidas y bajadas, que llegan hasta el gruñido; acá explota el canto. "I want you hands", parece ser un analgésico radial, pero esconde detalles y arreglos oscuros. Reconozco la letra me da la sensación estuvo un tanto forzada por el sello o algo asi, pero la voz es sutilmente salvaje, al son de que las armonías pasan de accesibles a tensas. "Drink before the war" tiene un tempo relajado, sensual, fluye precisa, para rematar como una balada de sensible canto. "Just call me Joe" cierra con ese tono pueblerino, folky, que deriva a guitarras ruidosas en plano subliminal. Descontento accesible.
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