Entrevista/Interview • Kalasasaya

Entrevista con el misterioso músico experimental ariqueño Kalasasaya

A: ¿Cuáles considerarías como tus raíces musicales?
K: La raíz surge a muy temprana edad; desde que tengo uso de memoria en Arica se viven año a año carnavales en los que el folclore y el ruido son uno sólo. Como es una ciudad que limita con Perú y Bolivia, en los carnavales se da énfasis a la danza y música de las culturas del altiplano y la afrodescendiente. A razón de esto, todo el año se pueden escuchar ensayos en distintos sectores de la ciudad; las melodías disonantes y ruidosas junto al estrépito del bombo son cuestiones que no se pueden pasar por alto y que aún disfruto mucho.
Recuerdo que mis viejos, cuando viajaban a Perú, solían comprar instrumentos andinos, así que muchas veces me puse a jugar con ellos y les sacaba sonidos. También tuve muchas influencias musicales por parte de familiares; recuerdo que mi vieja escuchaba Sandro, los Beatles, Diablos Azules, etc. De hecho, cuando comencé a tocar guitarra a los 12 años, me pidió que sacara canciones de los Diablos Azules y me regaló un compilado; la música que escuchaban mis primos cercanos me influyó mucho también cuando era niño, sobre todo los 70s, 80s y 90s. Cuando adolescente tomé todo eso, comencé a ramificar y me vi en muchos refugios musicales. Nunca me casé con alguno, siempre traté en lo posible de no encasillarme.
Nunca olvidaré que en una pared de un mítico galpón donde se hacen las tocatas en Arica, llamado Oscar Quina, decía "encasillarse es limitarse". Esa frase me marcó de por vida.

A: ¿Cuáles son tus proyectos? ¿Cómo describirías brevemente la experiencia en vivo de cada uno de ellos?
K: Actualmente trabajo en los proyectos Kalasasaya y Waldo Ponz; con el primero sólo toqué dos veces, en el Festival Espora en Arequipa (Perú), y la experiencia fue, a pesar de no estar muy acostumbrado a tocar en solitario, muy gratificante. Al principio estaba nervioso, pensé que el hecho de estar parado solo, con bases y guitarra/teclado, iba a ser aburrido para el público, pero veo y siento que cada vez hay más respeto y valor por trabajos "arriesgados", ya sea por estilo o propuesta.
Con Waldo Ponz, que es formato banda, la experiencia es más rápida en cuanto a la recepción del público, ya que se convierte en algo más dinámico.
Cabe mencionar también el tiempo que toqué en Albatross, desde 2001 a 2014. Tocábamos una mezcla de estilos, muy influidos por bandas ariqueñas como Ultrakan y Tetranarko. Tocamos harto en distintos lugares y ciudades, pero sólo editamos un disco y otro quedó grabado.
En solitario comencé a componer en 2004, cuando hicimos un receso con Albatross. Ahí grababa temas sueltos que después recopilé y subí a un Soundcloud que se llama pzzzzt. También en 2008 quise armar un proyecto llamado Isla Alacrán, pero al final quedó en el aire. Un par de años después recopilé las canciones y las subí a un Bandcamp con el mismo nombre.

A: ¿Cuánto tiempo le dedicas a la producción musical?
K: Es relativo, pero creo que para editar un disco y darle sentido, requiere ene tiempo para conceptualizar, asimilar y proyectar.
Por ejemplo, el trabajo de grabación, mezcla, producción musical, diseño y estudio de Kalasasaya me tomó más o menos 8 meses. Estuve muy pegado estudiando el concepto y la cosmovisión de Tiwanaku para poder darle sentido al disco, el cual tiene mucho que ver con la muerte y la constante de la vida proyectada en las estaciones del año. Por eso el nombre Kalasasaya, ya que ahí es donde era posible verificar los cambios de estaciones a través de la puerta del Sol.

A: ¿Consideras que tu producción tiene un sentido político o espiritual?
K: En un comienzo la idea era proyectar algo desagradable a lo político y sonoro, lejos de darle ese sentido ligado a partidos y proles. Sólo quería meter ruido. Pero después hubo un tiempo en el que no le encontraba mucho sentido al trabajo que hacía ni al que escuchaba. Entonces dejé de salir y de tocar una temporada, para así ordenarme un poco y volver a la realidad... Por suerte, la vida me brindó "experiencias" que me ayudaron con el pesimismo y así me pude enfocar y darle sentido a lo que hago. Supongo que ese vendría a ser el aspecto espiritual en el proceso de producción, que termina por estar muy ligado a la resignación ante lo inevitable.

A: ¿Qué influencias no musicales tienes?
K: Cuestiones en relación con lo desconocido, tanto mundanas como espirituales.

A: ¿Cómo describirías a tu público y qué relación tienes con él?
K: Un público variado, casi siempre relacionado al movimiento musical o artístico, pero en general, de todo. Va mucha gente conocida, también. A veces pasa que al terminar una presentación se acercan personas a conversar y compartimos percepciones de la presentación, gustos musicales o lo que sea. Es entretenido.

A: ¿Le harías una autocrítica a tu oficio y producción?
K: Básicamente la irresponsabilidad y falta de compromiso. Aunque eso lo he ido trabajando y hoy la procrastinación es cada vez menor.

A: ¿Qué instrumentos usas principalmente?
K: En vivo, guitarra y teclado. En proceso de grabación, lo que venga. Me gusta experimentar con sonidos y cosas o artefactos a las que pueda sacarles ruido o melodías.

A: ¿Qué opinión tienes de lo que significa producir música o ruido desde Sudamérica?
K: A pesar de lo sacrificado que es muchas veces, creo que la música independiente está cada vez más productiva; trato de estar al tanto del movimiento local, peruano y argentino, donde admiro a muchxs que se mantienen creando y editando música propia desde hace tiempo. No manejo mucha información respecto a los movimientos actuales en otros países de Sudamérica, pero me imagino que no dista mucho con respecto a lo que pasa acá.
Noto que el movimiento ha ido creciendo en general, gracias a medios digitales como éste, espacios, sellos, distros, productoras, y lo más importante es que hay personas interesadas en trabajos independientes, incluso relacionados al ruido y la vanguardia... Así se van haciendo contactos y poco a poco se forman lazos entre países vecinos, más allá de la idiosincracia de cada uno y las pugnas por intereses capitalistas.

A: ¿Con qué otros artistas te sientes cercano? ¿Cuáles recomiendas?
K: Con el arequipeño fiorella16, un proyecto ruidista que me gusta mucho. También admiro y recomiendo el trabajo de Sajjra (Perú), Lia Nadja, Thanatoloop y bandas ariqueñas como Tetranarko, Desfound, Vortex y Los Yawares.

A: ¿Cuáles son tus planes a corto y largo plazo?
K: Por el momento estoy trabajando las canciones y definiendo el concepto para el segundo EP de Kalasasaya. Planeo terminarlo como máximo en agosto de 2017.
Junto a Waldo Ponz esperamos lanzar un segundo EP de canciones registradas en cinta con las primeras dos formaciones y grabar un disco bajo un proyecto de sello musical autónomo.
También pretendo concretar las grabaciones para un dúo llamado Letargo de Azul y terminar de trabajar en unas ilustraciones y cómics para un proyecto de cuentos de rock ariqueño que estamos preparando con un par de amigos. ⧗
Interview with the mysterious experimental musician Kalasasaya, from Arica.

A: What are your musical roots?
K: The roots arose at a very early age; carnivals in which folklore and noise are just one are held in Arica on a yearly basis since I can remember. Since it’s a city that has frontiers with Peru and Bolivia, emphasis in carnivals is given to dance and music from the Altiplano and afro-descendant cultures. Because of this, rehearsals can be heard throughout the year in different places of the city; dissonant and noisy melodies, along with the bombo crashes, can’t be disregarded and I still enjoy that a lot.
I remember that when my parents travelled to Peru, they used to buy Andean instruments, so I played with them many times and came up with sounds. I also had many musical influences through my relatives; I remember that my mom listened to Sandro, The Beatles, Los Diablos Azules, etc. In fact, when I started to play the guitar at 12, she asked me to play Diablos Azules songs and she gave me a compilation as a gift; the music that my close cousins listened to influenced me a lot too when I was a kid, particularly the 70’s, 80’s and 90’s. As a teenager, I kept all of that, I began to go through other branches and I saw myself in many musical refuges. I never got engaged with one in particular, I always tried not to label myself.
I will never forget that in a wall of a legendary shed called Oscar Quina, in which gigs are held in Arica, it said “to label yourself is to limit yourself”. That phrase marked me forever.

A: What are your projects? How would you briefly describe the live experience with each one of them?
K: I’m currently involved in the projects Kalasasaya and Waldo Ponz; with the first one I only played twice, in the Espora Festival in Arequipa (Peru) and although I was not used to play live by my own, it was a very gratifying experience. At first I was nervous, I thought that the fact of standing by my own, with backing tracks and guitar/keyboard, would be boring for the crowd, but I see and feel that there is more and more respect and appretiation for “risky” endeavors, be it in terms of style or approach.
With Waldo Ponz, which is in band format, the experience is faster in terms of the reception of the audience, inasmuch as it becomes something more dynamic.
It is also worth mentioning the time that I played with Albatross, from 2001 to 2014. We played a mix of genres, very influenced by bands from Arica such as Ultrakan and Tetranarko. We played a lot in different places and cities, but we only published one record and the other was just recorded.
I started to compose solo in 2004, when we had a hiatus in Albatross. I recorded single tracks that then I compiled and uploaded to a Soundcloud account under the name pzzzzt. Also, in 2008 I tried to assemble a project called Isla Alacrán, but in the end it didn’t work out. A few years later I compiled those songs and uploaded them in a Bandcamp under the same moniker.

A: How much time do you spend creating music?
K: It is relative, but I think that to edit a record and give it some direction, a lot of time is needed in order to conceptualize, assimilate and project.
For example, Kalasasaya’s process of recording, mixing, musical production, design and studio took me some 8 months. I was very stucked studying the concept and Tiwanaku’s weltanschauung to give the record some meaning, which has a lot to do with death and the life constant projected on the four seasons. Hence the name Kalasasaya, inasmuch as that’s where it was possible to verify the season changes, through the gate of the Sun.

A: Do you consider your production to have a political or spiritual statement?
K: In the beginning, the idea was to project something disgusting to politics and sound, away from giving it some partisan or prole sense. I only wanted to make noise. But later, there was a time in which I din’t find much meaning in the work I was doing or listening to. So I stopped going out and playing for one season, so as to put myself in order and come back to reality… Luckily, life gave me “experiences” that helped me throughout pessimism and thus I could focus and give some meaning to what I do. I guess that would be the spiritual aspect in the production process, which ends up being pretty connected to the resignation in the face of the inevitable.

A: What non-musical influences do you have?
K: Stuff related to the unknown, both worldly and spiritual.

A: How would you describe your audience and what relation do you have with it?
K: It is a varied audience, almost always related to the musical or artistic movement, but generally, there’s a bit of everything. Many acquaintances go as well. It sometimes happens that at the end of a show people come over to chat and we share our perceptions of the show, musical tastes or whatever. It’s fun.

A: What critique would you raise upon your own work and production?
K: Basically, irresponsibility and lack of commitment. Nevertheless, I’ve worked on that and today procrastination is diminishing.

A: What instruments do you mainly use?
K: Live, guitar and keyboard. During the recording process, anything. I like experimenting with sounds and things or artifacts with which I can make noise or melodies.

A: What do you think it means to make music or noise in South America?
K: Aside from how difficult it is sometimes, I think independent music is increasingly productive; I try to be aware of the national, Peruvian and Argentinian movement, where I admire many that have kept creating and releasing music for a while now. I don’t have a lot of information as regards the current movements in other South American countries, but I imagine that it is not very different from what happens here.
I’ve noticed that the movement has been growing overall, thanks to digital media such as this blog, venues, labels, distros, promoters, and the most important thing is that there are people interested in independent works, even those related to noise and the avant-garde… That way, contacts are made and links are slowly stablished between neighbour countries, beyond each one’s idiosincrasy and conflicts due to capitalist interests.

A: What other artists do you feel close to? Which ones would you recommend?
K: To fiorella16 from Arequipa, a noise project which I dig a lot. I also admire and recommend the work of Sajira (Peru), Lia Nadja, Thanatoloop and bands from Arica such as Tetranarko, Desfound, Vortex and Los Yawares.

A: What are your short- and long-term plans?
K: For now, I’m working on the songs and defining the concept for Kalasasaya’s second EP. I plan to finish it at most in August 2017.
With Waldo Ponz, we expect to release a second EP with songs recorded on tape with the first two lineups and to record an album under an autonomous label project.
I also want to carry on the recordings for a duo called Letargo de Azul and to finish the work on some illustrations and comics for a project of short stories of rock from Arica that we’re preparing with a couple of friends. ⧗


No hay comentarios:

Publicar un comentario